sábado, 22 de enero de 2011

DOS MITADES DE UNA MISMA COSA (Cara o cruz, Itziar Mínguez Arnáiz, editorial Huacanamo, Barcelona, 2009)


Ella metía los libros en la cajas de embalaje mientras yo limpiaba de polvo las estanterías de aquella casa que dejaba de ser nuestra. Ese pequeño zulo que tantos días nos dio cobijo en el viejo edificio abuhardillado de la calle Juan de Leyva.

Es lo que tiene el amor. Que, como todo, acaba gastándose.

Recuerdo que se levantó del suelo y fue hasta el baño. Escuché que se encerraba y luego el hipido amortiguado de sus gemidos. Fui hasta la puerta y le pedí, por favor, que abriera. Cuando lo hizo, nos fundimos en uno de esos abrazos que aún vestían misteriosamente nuestra misma talla. Y juntos rompimos a llorar, como dos críos a quien se les ha muerto a la vez la infancia…

Ha pasado mucho de aquello, tanto que no me atrevo a contar los años. Pero hoy, ojeando uno de esos libros que a veces se compra sin saber muy bien si se ha acertado, me he retrotraído a aquella época, a aquel instante tan pretérito que ya no logro vislumbrar si fue perfecto o imperfecto.

Cara o cruz es el titulo; e Itziar Mínguez Arnáiz, su autora.

Habré tardado unos cuarenta y cinco minutos en terminarlo. De un tirón, pero sin prisa. Releyendo los poemas, deteniéndome a pensar, a reflexionarlos, a paladearlos como ya he repetido otras veces que siempre ha de hacerse con la poesía.

Dada la obviedad del título, no podía ser de otra manera: Cara o cruz se presenta ante el lector en forma de díptico. Dos mitades de una misma cosa. Una realidad partida en dos, sangrante como una herida que no terminara de cicatrizar. Dos episodios de eso que es lo único atemporal que junto al odio existe y que, sin embargo, seguimos sin comprender. La experiencia finita y milagrosa del amor que cuando acaba, duele, mata y embalsama.

Cara o cruz es un libro agradecido desde la primera página hasta la última. Cómodo en un discurso legible y huidizo de toda perorata. Los poemas se distribuyen en un orden casi estrictamente temporal, sosteniendo un lenguaje narrativo que combina con precisión lirismo sutil y sencillez expresiva. Es un libro que, aun siendo diminuto, no agota. Es un libro que da sed. Y que alguien que haya sentido mínimamente el dolor y la misericordia de amar, hará suyo.

Aquí dejo dos muestras. El primero es un fragmento de Rutinas, único poema que se incluye en Cara, una de las mitades del díptico. Fotos pertenece a Cruz, la segunda de las mitades.

Tú elijes con cuál te quedas…



RUTINAS

…Inclemencia es una palabra
que parece haber nacido para ir siempre unida a tiempo.
Una palabra que no tiene sentido
cuando no acompaña a la palabra tiempo.
Como te pasa a ti que eres nadie cuando ella no está,
que no te sostienes aunque existas,
aunque no se pueda poner en entredicho tu ser,
tu pesar en la vida…


FOTOS

Ninguno de los dos quiere llevarse
los álbumes
ni los Cd-roms

Será que nos sobra memoria
o que tememos haber olvidado.

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